Conmemoramos en todo el mundo la lucha que permitió conseguir las 8 horas diarias de jornada laboral.
En este primero de mayo, queremos expresar nuestro reconocimiento especialmente a las y los profesores tanto universitarios como preuniversitarios, extendiendo nuestro apoyo y solidaridad a todos los miembros de la clase trabajadora en estos tiempos difíciles que estamos atravesando.
La reciente marcha federal universitaria ha logrado cambiar el panorama, deteniendo el avance del ajuste sobre las universidades. Sin embargo, persiste la amenaza con la aprobación preliminar en la Cámara de Diputados de una Ley Bases que pone en peligro los derechos que con tanto esfuerzo hemos conquistado las y los trabajadores, incluyendo un ataque directo a las jubilaciones.
Desde SIDUT continuamos defendiendo los derechos de investigadores y docentes de UTN y el de todxs lxs trabajadores, y es por esto que conmemoramos este día deseando lo mejor para todos.
En UTN seguimos avanzando en más y mejores condiciones laborales: conseguimos el pleno cumplimiento del Convenio Colectivo de Trabajo en especial los Arts. 13 y 14, avanzamos en su reglamentación, defendemos a docentes en situación de precariedad laboral, contratados, becados, ad-honorem, ante el cierre de comisiones y categorización de investigadores.
Vale la pena rememorar la historia de esta fecha.
El 1º de mayo, conocido como “el día del trabajador”, en realidad se denomina: “Día Internacional de las y los trabajadores y sus derechos sociales”.
Según indican las estadísticas es el único día que no se trabaja en más de 150 países del mundo.
En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor, en el que se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligaría a los patronos a respetar la jornada de 8 horas y, si no, se iría a la huelga.
En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Como esta ley no se cumplió, las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron.
Llegada la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país con más de cinco mil huelgas.
El episodio más famoso de esta lucha fue el funesto incidente de mayo de 1886 en la Haymarket Square de Chicago: durante una manifestación contra la brutal represión de una reciente huelga una bomba provocó la muerte de varios policías.
Aunque nunca se pudo descubrir quién fue el responsable de este atentado, se inició una causa contra 31 figuras prominentes del movimiento obrero, siendo luego reducido el número a ocho.
Pese a que el juicio fue en todo momento una farsa y se celebró sin respetar norma procesal alguna, la prensa amarilla sostenía la culpabilidad de todos los acusados y la necesidad de ahorcar a los extranjeros.
Aunque nada pudo probarse en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca.
En la actualidad se considera que su juicio estuvo motivado por razones políticas y no por razones jurídicas, es decir, se juzgó su orientación política libertaria y su condición de obreros rebeldes, mas no el incidente en sí mismo.
El anarquista Alexander Berkman comentó que "no se ha escenificado nunca una parodia de la justicia más colosal que el juicio de esos hombres". Asimismo, John P. Altgeld, gobernador de Illinois, declaró que "los hombres ejecutados habían sido víctimas de un complot de los empresarios, los tribunales y la policía".
Quien obliga a trabajar por fuera de los convenios, a violar las normas de la seguridad social (aportes a cargas sociales y sindicales, jubilaciones, vacaciones pagas, entre otros) también está violando una parte de la historia, no sólo de nuestro pueblo, sino de la Humanidad toda.